sábado, 20 de abril de 2013

Fluye, líquido metálico. Fluye por los caños oxidados, por los oscuros túneles rojos, llenos de costra y musgo. Barre toda impureza, arrasa con todo, incluso conmigo. Sobre todo conmigo. ¿Qué te queda sino correr como un río carmesí, cuidando cada calle, cada crimen? Todo te queda, es a mí a quien no le queda otra opción que verte brotar. Hace ruido tu cauce, se me trancan los ojos y no huelo sino humo y el olor a cromo y platino. Comienza el baile.

Se abre una puerta improvisada para que salga quien tiene que salir. Se amontonan en esa salida, se van muriendo y la puerta se cierra sola. Es cíclico y previsible, es inalterable.


No hay comentarios:

Publicar un comentario