martes, 11 de junio de 2013

Solo, bajo el cielo estrellado. Solo, entre los campos vacíos de mi mente. Esperando algo (sin saber qué) me encontrás, con forma de niebla. Entre la oscuridad te siento, rozando mi piel con tus húmedas partículas de fuertes azules que me bajan la fiebre. Solo, respirando tu recuerdo. Tu espesa presencia llena mi interior, dulce veneno, tu cariño que no logro entender. Infernal, me tocás, me besás, me llenás y yo me quemo con tus vapores, tus exhalaciones.

¡Mostrate! ¡Aparecé frente a mí, recordame que estoy vivo! Parece que lo olvido repetidamente, no existo más que en mí, te necesito para saberme corpóreo. Estático y frenético me encuentro, con un macabro dejo agónico que, en éxtasis, me recorre pleno. Por favor, amputame esta tristeza. Te confío mi cuerpo y mente.

Solo, entre cuerpos extraños, otros mundos. Solo, solo contigo latiendo en mi sien, corriéndome por las venas, ante la mirada indiferente de otras almas, de otros colores, de otro tiempo.

Lentamente vas sugiriéndote, enfermando mis límites. Tu danza repentina en mi universo dantesco es el fuego que sobreviene. Y me voy quemando lentamente. Solo.

X/VI/XIII
Yo no estoy, y me preguntás si el amargo final que nos espera nos va a tocar a los dos por igual. Y... ¿Qué sé yo? Seguramente, pero no va a ser lo mismo, porque cuando se vaya uno, no va a estar el otro para confirmarlo. Es como una película de la que sí o sí nos perdemos del final.

No puedo mirarte a los ojos y llenarte de certezas; no puedo ver a través de tu cuerpo, que es un muro de vidrio que no me deja pasar al otro lado. No veo el futuro, pero puedo especularlo. Tomo un trago y sigo. Listo.

A veces me pregunto si somos un proceso, un efecto colateral de una máquina perversa... y nunca llego a ninguna conclusión. Me quedo en la nada, como un espectro.-

--/VI/XIII

domingo, 9 de junio de 2013

Arde, arde tu recuerdo
infectado de una flor.
Y bajo la luz de luna,
enceguece mi clamor.

La claraboya me pinta
ciegas notas de color.
Regalándote esta tinta
entre mármoles estoy. 

Tus pinturas en mi Arcadia
son graves como hielos.
Secas, distantes y muertas;
Tus palabras, tus ensueños.

Sola, otra vez, en el cielo.
¿Qué serás en la mañana?
Cuando no te veas clara,
tan seca, muda y lejana.

lunes, 3 de junio de 2013

Mis pies golpean suavemente el camino mientras los charcos me miran al pasar y se ríen de mí. No me importa, mi mente está fuera de mí. Y también me mira y se ríe.

O sea que así estoy, ridiculizado y desmentado. Y a mí no me importa porque me voy, lejos, lejos. Los charcos no me van a ver, y mi mente, al no encontrarme, se va a desvanecer en un humo negro de depresiones.