martes, 12 de mayo de 2015

Hay una brisa golpeando mi cara,
como  un suspiro de tus labios rojos
que tanto deseo
que tanto sueño.
El murmullo de tu voz y tus palabras
resuenan en mi cerebro,
tus pasos en mi cráneo vacío, pulido;
limado, para hablar en criollo.

Ojalá pudiese estar leyendo tus ojos ahora
y tus párpados
y tus mejillas
y tus sonrisas con mensajes ocultos.
Todo está tan lejano hoy,
como nunca, como siempre.
Ya veo venir el final, como
un manantial agotado,
agotándose. Sí, en gerundio.
Asintóticamente.
Como aquel cabello rubio que se acerca
a tu cara, hermosa y pálida...

Y sin embargo no llega nunca, como yo.
Cómo me gustaría volarte la cabeza
con mis palabras.
Enamorarte, llenar tus venas del veneno.
veneno impuro de amor. Casi una total desconocida.
Y así, jugar la vida en tu ruleta,
olvidar que existió un pasado
para que sólo existas vos.

lunes, 11 de mayo de 2015

Siempre pienso en mi piel cubierta por una fina capa de hielo, escarcha, o lo que fuese. La cuestión es que sea una gélida protección, frágil e incorruptible. Cuando se resquebraja el hielo, bajo la temperatura para que se recomponga.
¿Por qué el hielo? Por el daño. ¿Por qué el daño? Por dejarme amar mal. Nunca más. Hoy no soy un fino cristal que cubre un cuerpo, hoy soy un témpano. Hay un sólo camino para descongelarme.

Ya no permitiré que te acerques con fuego, porque voy a congelar tu antorcha de un silbido...
Quemarse a lo bonzo en un teatro italiano es quizá como ver el espectáculo desde las gradas más altas, empezando las llamas tras bambalinas y salir a escena, posteriormente, como un dios griego. Las tablas del suelo que se queman revelan los precarios camerinos donde se encontraba la vida, que se extinguió entre lamidas furiosas de plasma. Mientras el escenario se convertía en carbón y ceniza, las chispas alcanzaban los asientos aterciopelados de la primera fila, y los espejos dispuestos sobre los costados del teatro parecían aumentar el hermoso resplandor dorado de los restos incandescentes, mientras los haces de luz parecían líneas rectas trazadas en el espacio que el humo brindaba.

Las ratas huían por los túneles que existen por debajo del teatro y todo fue paz y alegría. El teatro estaba lleno: sólo había un espectador, y estaba sobre el escenario. Una verdadera veneración al Dios supremo, regalando cuerpo, mente y espíritu. Tierra, agua, aire y fuego.

La gran diferencia entre quemarse y ver cómo se quema otro sólo consiste en el uso del monóculo, de nariz repingada, burgués y lo patético de no participar.

En la bida ai ke qemarce, seniorxs.

Et toi, comment tu t'appeles?

En la sangre, las venas. 
En las venas, los brazos.
¿Qué pasó con quien decía 
«mejor fuera que adentro»?
Un ejército de vibraciones 
dejan a un lado las preguntas,
nos regalan flores 
y poesía 
y párpados 
y escombros.
Nos regalan un libreto,
casi en blanco, esperando.

Entre el congelamiento está el calor. 
Sí, lo sabés.
Lo sabés porque por dentro 
tenés aquellas venas
que están dentro de tu sangre.
Sangre que hierve en una vena helada
es sangre que merece ser apreciada.

Tu sangre, sangre de artista,
poetisa,
actriz.
Una luz negra bajo un manto soleado.


Y tú, ¿cómo te llamas?

viernes, 1 de mayo de 2015

El muerto se levanta desganado y camina un paso hacia la realidad, esa de cada día, en las que el reloj hace girar sus agujas como si fuera un ventilador y al mismo tiempo con la dura sensación de que el tiempo no avanza. Lo único circular que el muerto le ve al tiempo es, justamente, la dirección de las agujas, no lo concibe de otra forma. ¿Es que acaso se lo puede ver de otra forma, cuando lo único que se espera de él es el deterioro y sus trágicas consecuencias?

En este esfuerzo por dar el paso hacia la cotidianeidad, se implica necesariamente una intención (al menos mínima) de avance hacia un futuro nebuloso, inestable, casi inexistente. Un riesgo difícil de tomar para quien teme incluso al presente; un puente de maderas en estado dudoso que se debe cruzar bajo lluvia.

Pero... ¿por qué, con qué fin?

Ya echamos el resto, no hay vuelta. El partido ya está perdido.