miércoles, 7 de mayo de 2014

Era una noche de invierno despejada, quieta y silenciosa. Fría. El único sonido perceptible era el del mar; el rítmico rompimiento de pequeñas olas espumosas, los saltos de las lisas alejadas de la orilla, el curso del agua como un murmullo. La arena brillaba a la luz de la luna, no hacía falta Sol. Lucía estaba sentada sobre la playa, observando todo a su alrededor con sus ojos rojos, aunque ya hacía rato que habían cesado las lágrimas. Sobre sus manos, un papel:
Eran luces en los ojos que enceguecen el camino, eran trampas en los patios esas piedras. Esos ruidos eran carne y sed, metal y empuñadura. Era miel tu voz, era sangre tu partida. Eran muerte el tiempo perdido, las hojas caídas y el olor a mar...

La soledad en la playa puede ser mágica; algunas penas las alivia, otras las cura, hay otras que no son curadas pero es más fácil sobrellevarlas. Este era el caso.
Se recostó sobre una duna, mirando una estrella que parecía decirle que no se preocupara, mientras una gaviota cantaba su triste melodía de viajera solitaria.
Si estuvieras, ¿dirías algo? No congeles mi alma con tus palabras heladas, no eches a perder mi cosecha con tu discurso nevado. No seré sino un cristal gélido, duro, frágil, indiferente. No seré. Me disolveré entre la ventisca, me erosionaré y formaré dunas en esta misma playa para no petrificarme en tu forma.

Lucía, hechicera inconsciente. Se quedó profundamente dormida sobre millones de granos de arena, que, oficiando de colchón, le brindaron resguardo del abismo.
El Sol sigue tus pasos de estrella fulgurante,
Cecilia, como si fueras su guía.

Se ilumina el mundo a tu andar
y el amarillo de las hojas
parece más verde
cuando lo observas.

La luz se refleja
en tus iris
y en tu piel
y en tu cara cuando sonríes,
y se te marcan los costados de los ojos,
mostrando tu sinceridad
y la pureza de tus gestos.

Todas las horas contigo son "mi hora brillante",
no sólo cuando estás,
sino también cuando vienes a mi mente
y el sonido de tu risa se mete en mis adentros,
purificándome.