lunes, 3 de junio de 2013

Mis pies golpean suavemente el camino mientras los charcos me miran al pasar y se ríen de mí. No me importa, mi mente está fuera de mí. Y también me mira y se ríe.

O sea que así estoy, ridiculizado y desmentado. Y a mí no me importa porque me voy, lejos, lejos. Los charcos no me van a ver, y mi mente, al no encontrarme, se va a desvanecer en un humo negro de depresiones.

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