domingo, 9 de junio de 2013

Arde, arde tu recuerdo
infectado de una flor.
Y bajo la luz de luna,
enceguece mi clamor.

La claraboya me pinta
ciegas notas de color.
Regalándote esta tinta
entre mármoles estoy. 

Tus pinturas en mi Arcadia
son graves como hielos.
Secas, distantes y muertas;
Tus palabras, tus ensueños.

Sola, otra vez, en el cielo.
¿Qué serás en la mañana?
Cuando no te veas clara,
tan seca, muda y lejana.

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