viernes, 19 de abril de 2013

Enredado en la madeja de pensamientos que te involucran, no puedo dejar de emborracharme de colores, no puedo dejar de drogarme con las esperanzas, con las miradas, con los reflejos de tus ojos. Buscándote en el mar de anocheceres, me pierdo entre la bruma húmeda y espesa que te oculta en su interior. Vuelan entre el vapor tus palabras saladas, que acarician mis heridas, ardiéndolas, doliéndolas, matándolas. En la gris espesura se distinguen formas, no puedo saber de qué, pero se acercan y me rodean. Se burlan de mí en mi cara, y yo ni siquiera puedo distinguirlas.

Cierro los ojos. Puedo evitarlo así, al menos por un rato, pero no puedo evadir tu indiferencia fría, filosa sobre mi piel, rasgando la carne de cada recuerdo. De a poco me voy durmiendo, sin darme cuenta, y dejo de distinguir sueño de realidad.

Entonces, la tormenta.

No paran de dar vueltas por mi cabeza las millones de formas distintas en las que se pueden dar las cosas. No dejo de imaginarme lo que te voy a decir cuando te veo. No puedo dejar de pensar en que no sé cómo mirarte a la cara. No puedo sacarme tu indiferencia de la cabeza, que navega y navega por estas aguas muertas, atormentándome cada día más y dejando marcas profundas en mí. Empieza a lloverme la cabeza, me graniza el pecho y afuera, el sol calentándonos, no sirviendo de nada. Story of my life.



Onírica - Smiles


No hay comentarios:

Publicar un comentario