lunes, 1 de julio de 2013

I-VII-XIII

Hay cosas inexplicables que uno siente que lo complican tanto para ponerlo en palabras, que al final termina desistiendo. Como un silencio que la sinestesia convierte en desgano y angustia. Una angustia que parece ser eterna, aunque el desgarro se produce en un pequeño instante.Siento que todo eso me va devorando poco a poco, y no me daría cuenta de todo esto salvo por un detalle; Sí, me doy cuenta.

Pregunto a quienquiera que lea esto: ¿Alguna vez sentiste cómo te aprieta una serpiente hasta destrozarte y ahogarte? Yo no. Yo siento cómo se acerca desde lejos y me destrozo y ahogo solo. Cuando la víbora llega yo ya estoy muerto, siempre. Me inundo de silencio y se me escapa la vida por un agujero que tengo en el pecho, que se abre más y más con los días que pasan a través de él. Y mientras pasan estos días, yo paso de todo.

A veces tengo miedo de no quererme lo suficiente, aunque quizá solo tenga esa certeza (disfrazada de miedo), lo que sería mejor, porque eliminaría la incertidumbre. Soy el arquetipo del payaso triste, que se ve forzado a sonreír ante todos, pero llora en soledad. Nadie ve esto, salvo aquellas personas de admirable sensibilidad. Algunos otros quizá crean que finjo, por eso no se preocupan. Qué tristeza me da que no lo vean, aunque no los culpo. No son responsables de lo que me pasa a mí, ni de la ceguera que los aqueja... aunque me gustaría poder contar con alguien.

Todo esto no es lo que me asusta; mi miedo nace de la permanencia en el tiempo de este conjunto (o sopa) de sentimientos.

2 comentarios:

  1. Los sentimientos, así como pueden ayudar muchísimo, pueden ahogar perfectamente. Curiosamente, la serpiente es de mis animales más temidos. Será por la sigilosidad (¿existe esa palabra?) que tienen al arrastrarse, sorpresivamente, atacan. Algo parecido a los sentimientos. Cuando nos damos cuenta que existen, están ahí, hace rato.

    Lo que está bueno es tratar de transformar hasta el más destructivo de los sentimientos en algo más puro, algo que ayude a crecer como persona y a entendernos, aunque sea un poco más.
    Más allá de todo, estoy, del otro lado del monitor, y a unas cuadras. Contás conmigo.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, doña. La palabra existe, jaja.

    A veces uno tiene que desahogarse (cuántas referencias a la asfixia, espero que esto no sea premonitorio), reflexionar y dar un pequeño paso, no sin antes rayar un par de papeles para no olvidarse de dónde viene.

    Beso :)

    ResponderEliminar