viernes, 4 de septiembre de 2015

Caminar y sentir en mis pasos
tus palabras que arrastro
sin poderlas levantar.

Caminar y pisar en un charco
esperanzas de barro
que limpian mi pensar.

Cuando aquel letrero me gritaba
sentí en mi cara tu canción de renacer
pero al fin me alcanzó la mañana
plantado en el andén.

Y no era tu cara, era un revés
del dorso de tu mano fría,
que se clavaba en mi mejilla
como una vara de espinas.

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